Tratados


Conferencias de Potsdam:

Los "Tres Grandes" tras culminar la derrota de la Alemania nazi se reunieron en Potsdam, en las afueras de Berlín, del 17 de julio al 2 de agosto de 1945 para concretar la suerte del vencido.
Pese a la victoria común sobre el Eje y la capitulación incondicional de la Wehrmacht, el ejército alemán, el 7 y 8 de mayo, el ambiente en la conferencia había cambiado con respecto a Teherán o Yalta, tal como habían cambiado sus protagonistas. Al lado del dictador soviético, Truman a sustituido a un presidente Roosevelt que había fallecido unos meses antes y Atlee, el líder británico laborista, sustituye a un Churchill derrotado sorprendentemente en las elecciones generales de 1945.
Los dirigentes de la Gran Alianza acordaron establecer una autoridad suprema interaliada en Alemania en la que el poder real residiría en un Consejo Supremo de Control formado por los comandantes militares de las cuatro zonas de ocupación: americana en el sudoeste, británica al noroeste, francesa en el oeste y soviética al este. Era una mera división administrativa de Alemania y, en aquel momento, ninguno de los líderes reunidos pensó en una división política de la potencia derrotada.
Austria también fue dividida en cuatro zonas, así como Berlín y Viena.
Se definió el denominado plan de las cuatro "D": desnazificación, desmilitarización, descartelización (abolición de los grandes "carteles" económicos germanos) y democratización. Este plan debía ser la base de la reconstrucción de Alemania. Todas las organizaciones nacional-socialistas debían ser disueltas, la administración depurada y los criminales de guerra castigados en un Tribunal que tendrían como sede Nüremberg, la capital de los grandes congresos nazis. Todas las organizaciones militares y paramilitares debían ser disueltas y desarticulada la industria armamentística, así como los grandes conglomerados industriales. La democratización pasaría por la vuelta a la legalidad de los partidos políticos y sindicatos, por elecciones locales y el restablecimiento de las libertades civiles.
Los ministros de asuntos exteriores quedaron encargados de preparar un tratado de paz definitivo con Alemania. No hubo acuerdo sobre el trazado de la frontera germano-polaca, pero la URSS impuso una política de hechos consumados anexionando a Polonia importantes territorios germanos y fijando la línea Oder-Neisse como la frontera definitiva. Este cambio de fronteras se vio acompañado de la expulsión de diez millones de alemanes de territorios orientales y de amplios desplazamientos, a menudo dramáticos, de población en toda la Europa oriental.
En lo referente a las reparaciones de guerra, se acordó tras ásperas discusiones que serían extraídas por cada potencia en su área de ocupación, aunque a la Unión Soviética se le permitió obtener del 10 al 15 por ciento del equipamiento industrial de las zonas occidentales a cambio de productos agrícolas y de otro tipo de su zona de ocupación.
Pese a la proclamación solemne de la creencia en la responsabilidad colectiva de las grandes potencias en el establecimiento de una paz justa y concertada y de la adhesión unánime a los principios de la Carta del Atlántico, la realidad fue que en la Conferencia de Potsdam afloraron ya de una manera bastante evidente las divergencias ideológicas y las ambiciones nacionales irreconciliables que llevarían a corto plazo al fin de la Gran Alianza y al inicio de la guerra fría.

Yalta:
La Conferencia que los "Tres Grandes", Churchill, Roosevelt y Stalin, celebraron en Yalta (Crimea - antigua URSS) del 4 al 11 de febrero de 1945 es posiblemente uno de los hechos diplomáticos más célebres del siglo XX. Durante la guerra fría se mantuvo la idea de que en Yalta se había producido una división del mundo entre las potencias occidentales y la URSS. La realidad no fue esa.
Los "Tres Grandes" se reunieron para coordinar sus planes de guerra en un momento en el que las operaciones contra las potencias del Eje habían entrado en un momento decisivo. Churchill, Roosevelt y Stalin intentaron llegar a un acuerdo lo más amplio posible sobre los puntos de fricción que les separaban en lo referente al futuro de una Europa que se adivinaba prontamente liberada de la dictadura hitleriana.
La situación en el momento de la Conferencia favorecía claramente a Stalin. Tras las impresionantes ofensivas del Ejército Rojo en 1944, las tropas soviéticas se hallaban a 70 kilómetros de Berlín y ocupaban prácticamente toda la Europa central y oriental. Al mismo tiempo, el mantenimiento del pacto de neutralidad con Japón permitía a Moscú mantener una posición de fuerza en todo lo relacionado con las cuestiones polaca y alemana.
De Gaulle trató de que Francia fuera incluida en la Conferencia con escaso éxito. Roosevelt se negó a incluir a un país que había sido liberado por los anglosajones, aduciendo que su líder, De Gaulle, no había sido elegido por su pueblo.
En esta conferencia se acordaron cinco resoluciones principales:
Alemania sería desmilitarizada y dividida en cuatro zonas de ocupación de la URSS, EEUU, Gran Bretaña y Francia (incluida por demanda de Churchill). Estaría sujeta a fuertes reparaciones financieras y perdería la Prusia Oriental y parte de Pomerania, quedando su frontera oriental fijada en la línea marcada por los ríos Oder y Neisse. Se estableció que un tribunal internacional juzgaría a los principales criminales de guerra nazis. Lo que posteriormente llevó a los Juicios de Nüremberg.
Polonia sería "desplazada" hacia el oeste, anexionándose los territorios que Alemania perdía en el oriente y cediendo en el oriente los territorios que habían quedado bajo el dominio soviético tras el pacto de no agresión germano-soviético en 1939. El denominado Comité de Lublin, formado esencialmente por comunistas, constituirían el núcleo principal del futuro gobierno polaco, aunque también tendrán presencia los miembros del gobierno provisional polaco pro-occidental con sede en Londres.
Con respecto a las Naciones Unidas, cuya Carta había sido ya redactada en borrador, se acordó un compromiso sobre la fórmula de voto en el futuro Consejo de Seguridad, poniendo el énfasis en el papel clave de las grandes potencias vencedoras en la futura organización de la paz.
Por último, se aprobó la denominada Declaración sobre la Europa liberada en la que los "Tres Grandes" se comprometieron a que la reconstrucción de Europa se hiciera por medios democráticos constituyendo gobiernos democráticos ampliamente representativos de todos los elementos no fascistas de cada nación. Esos gobiernos deberían convocar lo antes posible elecciones libres que permitieran la creación de gobiernos que emanaran de la voluntad popular.
Fue la violación de estos acuerdos por parte de los soviéticos lo que llevó a la división de Europa y a lo que se vino a denominar el "telón de acero". Posteriormente, los republicanos norteamericanos contrarios a Roosevelt y su legado, y el propio De Gaulle, marginado de la reunión, fomentaron la falsa idea de que en Yalta se acordó la división de Europa en dos esferas de influencia, occidental y soviética.
Por último, en lo referente al Extremo Oriente se acordó un protocolo secreto por el que a cambio de la entrada de la URSS en guerra contra Japón en el plazo de dos o tres meses tras la derrota alemana, la Unión Soviética recuperaría todos los territorios perdidos tras la guerra ruso-japonesa de 1905.
La Conferencia de El Cairo (también denominada "SEXTANT") celebrada del 22 al 26 de noviembre de 1943, en la ciudad de El Cairo, Egipto, definió la posición Aliada contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial y tomó decisiones sobre el futuro de Asia en la posguerra. Asistieron a la reunión el presidente Franklin Roosevelt por los Estados Unidos, el primer ministro Winston Churchill por el Reino Unido, y Chiang Kai-shek por la República de China.
La Declaración de El Cairo fue firmada el 27 de noviembre de 1943 y hecha pública en un comunicado a través de la radio el 1 de diciembre, señalando la intención de los Aliados de continuar el despliegue de la fuerza militar hasta la rendición incondicional de Japón. Las tres principales cláusulas de la Declaración de El Cairo eran que:
• "Se despojaría a Japón de todas las islas en el Pacífico que había ocupado o incautado desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914"
• "Sería restituido a la República de China, todos los territorios que Japón había arrebatado a los chinos, como Manchuria, Formosa y las Islas Pescadores
• "En su momento, Corea se haría independiente y libre
teheran:
Los principales dirigentes aliados (Roosevelt, Stalin y Churchill) eran conocidos como los "Tres Grandes" a causa del poderío de las naciones que representaban y su colaboración pacífica durante la Segunda Guerra Mundial. Estos tres líderes sólo se reunieron dos veces durante la Segunda Guerra Mundial, pero cuando conferenciaron, sus decisiones cambiaron el curso de la historia.
La primera de estas dos conferencias, la Conferencia de Teherán, tuvo lugar en Teherán, la capital de Irán, entonces Persia. Se produjo después de muchos escritos y amenazas, ya que Roosevelt deseaba fortalecer la cooperación entre los Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS. De hecho, Roosevelt deseaba tanto esta reunión que estaba dispuesto a hacer numerosas concesiones a Stalin, y la elección de la ubicación en sí, fue un lugar que era más conveniente para Stalin.
Churchill y los diplomáticos británicos esperaban establecer un método para hacer frente a Stalin antes de la conferencia, y por lo tanto, organizaron la Conferencia de El Cairo. Sin embargo, la Conferencia de El Cairo no fue como estaba previsto. Roosevelt se retiró, nervioso, haciendo caso omiso de la cuestión de Stalin, y la conferencia se dedicó principalmente a debatir la futura política con China y Japón.
Roosevelt llegó a Teherán el 28 de noviembre de 1943, con poco poder de negociación y en malas condiciones físicas. En cambio, Stalin llegó jubiloso debido a las recientes victorias de la URSS en Europa oriental. Churchill estaba tranquilo y centrado, con la esperanza de promover su plan del Mediterráneo.
La Conferencia de Teherán fue la primera conferencia de los "Tres Grandes" en la Segunda Guerra Mundial, por lo que la primera cosa que hicieron los Estados Unidos y Gran Bretaña fue garantizar la plena cooperación y la asistencia de la Unión Soviética en todas las políticas de la guerra. Stalin aceptó, pero a un precio, Roosevelt y Churchill tendrían que apoyar su mandato y a los partisanos en Yugoslavia, y también para permitir la modificación de la frontera entre Polonia y la URSS. Roosevelt, Churchill, Stalin y luego se trasladaron a asuntos más importantes, principalmente la Operación Overlord y la guerra política. La Operación Overlord estaba programada para comenzar en mayo de 1944, en compenetración con el ataque soviético a la frontera oriental de Alemania. En la serie de batallas que más tarde se conocería como "Día D", se combinaron fuerzas de Canadá, del Reino Unido, de los Estados Unidos, y muchos otros países. Los "Tres Grandes" pasaron días discutiendo acerca de cuándo debería tener lugar la Operación Overlord.
A continuación, Roosevelt dio una promesa a Stalin, que había estado esperando desde junio de 1941: que los anglo-americanos abrieran un segundo frente en Francia en la primavera de 1944. Esto fue el objetivo político de Stalin de gran magnitud en la guerra, por lo que se quedó bien satisfecho. Churchill hasta ese momento había estado buscando el empuje de las fuerzas del Reino Unido, Estados Unidos y de la Commonwealth a través del Mediterráneo para garantizar los intereses británicos en Oriente Medio y la India. Roosevelt estaba decidido a acabar con el Imperio Británico y las concesiones a Stalin tenian este propósito. En cuanto a la política general de la guerra, la Unión Soviética rogó el envió de las tropas solicitadas de la reserva en Europa Occidental, y se acordó que estas tropas llegarían en la primavera de 1944. También se acordó que la Unión Soviética entrara en guerra contra Japón una vez que la Alemania nazi fuese derrotada. Roosevelt, Churchill y Stalin también coincidieron en que las Potencias del Eje se debian entregarse incondicionalmente y que una vez vencidas, los territorios de las Potencias del Eje debian ser controlados por la URSS, los EE.UU. y el Reino Unido. En cuanto a las alianzas y las relaciones internacionales, también se discutió sobre Irán y Turquía. Roosevelt, Churchill y Stalin, estuvieron de acuerdo en apoyar al gobierno de Irán, tal como se indica en la siguiente declaración:
Los tres gobiernos se han dado cuenta de que la guerra ha causado especiales dificultades económicas para Irán, y que todos estamos de acuerdo en que se sigan poniendo a disposición del Gobierno de Irán tales ayudas como la asistencia económica, teniendo en cuenta las grandes exigencias formuladas por las operaciones militares en todo el mundo, así como la escasez de transporte, materias primas y suministros para el consumo civil en todo el mundo.
Además, la Unión Soviética debía prometer apoyo a Turquía en caso de que se encontrara en guerra, y Roosevelt, Churchill y Stalin decidieron que también sería deseable que Turquía entrara en la guerra con los aliados antes de que finalizara el año. A pesar de que Stalin fue forzado a aceptar los acuerdos de la conferencia, este utilizó la victoria soviética en la Batalla de Kursk y el poderío militar, así como puestos clave en el frente alemán, para conseguir su camino. Roosevelt trató de hacer frente a la arremetida de las demandas, pero con algunas posiciones estratégicas y otras facultades de negociación, pudo hacer muy poco para apaciguar a Stalin. Churchill sostuvo principalmente su plan del Mediterráneo en lugar de la Operación Overlord. Una de las mayores concesiones que hicieron Roosevelt y Churchill fue la cuestión de Polonia después de la guerra. Stalin expresó su deseo de que una zona en la parte oriental de Polonia, debía añadirse a la URSS y las fronteras polacas con Alemania tenian que ser declaradas a lo largo de los ríos Oder y Neisse y la línea Curzon. A pesar de las protestas del Gobierno de Polonia en el exilio en Londres, en esto Churchill y Roosevelt estuvieron de acuerdo con esta demanda, además Churchill y Roosevelt también dieron a Stalin libertad en los asuntos de su propio país, y esto permitió a la URSS establecer gobiernos títeres comunistas en Polonia, la República Checa, Eslovaquia, los países bálticos, Rumanía y otros países de Europa oriental. Después de las citadas conclusiones que se hicieron, los tres mandatarios regresaron a sus respectivos países para llevar a cabo las políticas de guerra, con el acuerdo de que los dirigentes militares de los tres países debían reunirse a menudo, para continuar el debate
El Pacto de Varsovia fue uno de los muchos instrumentos elaborados por las superpotencias en pugna como parte del reparto de fuerzas, desigual en favor de los estadounidenses, fijado extraoficialmente al final de la Segunda Guerra Mundial. Su límite coincidía en términos globales con las líneas de demarcación pactadas en las cumbres que Roosevelt, Churchill y Stalin habían mantenido entre 1943 y 1945, con escasas dubitaciones acerca del territorio alemán y austríaco que se resolvieron en la partición del primero y la retirada de todas las fuerzas del segundo.
La competencia por el terreno asiático se resolvió parcialmente con la proclamación de la República Popular en China —sin que la Unión Soviética estuviese muy satisfecha con la situación,1 aunque China participaría como observador hasta su ruptura con el gobierno soviético en 1968— y la ocupación estadounidense de Japón, pero su ambigüedad dio lugar a la mayoría de los conflictos que estallaron finalmente entre las potencias.
La estrategia soviética, al igual que la estadounidense, consistió principalmente en asegurar su zona de influencia sin que ello llevara a un conflicto abierto con el oponente, y por lo tanto se tradujo en un nivel restringido de actividad militar aun dentro de las fronteras.
La solidez del Bloque del Este era menos monolítica de lo que la propaganda radiofónica estadounidense, centrada en "agrupar a los pueblos libres que se resisten a ser subyugados por minorías armadas o por presiones exteriores",2 es decir, a los crecientemente importantes movimientos comunistas en los países de Europa occidental y el Medio Oriente, daba a entender.
Ya en 1948 la Yugoslavia del mariscal Tito había marcado sus diferencias con Moscú, y las desavenencias diplomáticas entre China y la Unión Soviética con ocasión de la guerra de Corea fueron prominentes. En realidad, la política exterior de ambas potencias estuvo más ocupada en intentar aprovechar las crisis económicas que creían inminentes, cuya gravedad llevó a Estados Unidos a desarrollar el plan Marshall y la OTAN como medios de contener la revolución social.3 En los estados del Bloque del Este, los movimientos comunistas estuvieron hasta entrados los '60 abiertamente comprometidos con la construcción de democracias parlamentarias, con representación de la burguesía y los terratenientes, y modelos económicos híbridos.
La resistencia del gobierno stalinista a revisar los límites trazados por los acuerdos de Yalta estaba basada únicamente en la relativa debilidad militar de la URSS en comparación con el enorme armamento estadounidense, que permaneció desde la guerra hasta nuestros días en las múltiples bases que estableció en Europa y Asia Menor. Antes que el dominio absoluto del frente interno, la apuesta soviética fue la participación en la carrera armamentista, que implicó una creciente y ruinosa inversión en tecnología militar, pero no un aumento de los efectivos. Inclusive Finlandia, en la que el Partido Comunista era la pieza central del gobierno, solicitó y obtuvo la retirada del Ejército Rojo de la base militar de Porkkala.
Mientras el clima político finés y el liderazgo duro de Tito en Yugoslavia, férreamente controlado, hicieron posible que estos Estados no entraran a formar parte del Pacto, en otros países la situación interna era más compleja. En Hungría, las disensiones internas del Partido Comunista, cuyas facciones estudiantiles protestaban por la acción militar soviética en los incidentes de Poznań, se combinaron con la insurrección ultranacionalista de József Dudás para dar lugar a la sublevación, que fue reprimida con dureza por las fuerzas del Pacto.
Se ha argumentado que el Pacto de Varsovia era, en la práctica, un instrumento de control de la Unión Soviética sobre los estados socialistas del este de Europa a fin de impedir que salieran de su égida. En algunos casos, efectivamente, los intentos de los países miembros para dejar el Pacto fueron aplastados militarmente, como por ejemplo la Revolución de Hungría de 1956: en octubre de ese año, el Ejército Rojo soviético, amparándose en las previsiones del Pacto de Varsovia, entró en Hungría y acabó con una inicipente revolución anticomunista en apenas dos semanas.
Las fuerzas del Pacto de Varsovia fueron utilizadas también en contra de alguno de sus miembros, como en 1968, durante la Primavera de Praga, cuando invadieron Checoslovaquia para acabar con las reformas flexibilizadoras que estaba encarando el gobierno, catalogadas por la URSS como tendientes a destruir el socialismo. La llamada Doctrina Brezhnev, que marcaba la política militar exterior de la Unión Soviética en la época, establecía: "Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacía el capitalismo, se convierten no solo en un problema del país concerniente, sino un problema común que concierne a todos los países socialistas". Albania se retiró de la alianza en 1961 como resultado de la separación chino-soviética en la que el régimen estalinista de línea dura apoyó a la República Popular China.
Aunque los países de la OTAN y los del Pacto de Varsovia no se enfrentaron en ningún conflicto armado, mantuvieron activa la Guerra Fría por más de 35 años. En diciembre de 1988, Mijail Gorbachov, líder de la Unión Soviética en ese tiempo, anunció la llamada Doctrina Sinatra, la cual establecía que la Doctrina Brezhnev sería abandonada y que los países de Europa del Este podrían hacer lo que consideraran conveniente.
La vigencia de la doctrina Sinatra, y la consiguiente desactivación de la amenaza militar soviética sobre los países socialistas que emprendieran reformas, contribuyó a la aceleración de los cambios que sacudieron Europa del Este a partir de 1989. Los nuevos gobiernos del este eran menos partidarios que los precedentes al mantenimiento del Pacto de Varsovia, y en enero de 1991 Checoslovaquia, Hungría y Polonia anunciaron que se retirarían el 1 de julio de ese mismo año. Al retirarse Bulgaria en febrero, el Pacto se vio disuelto a efectos prácticos. La disolución oficial, aceptada por la Unión Soviética, se formalizó en la reunión en Praga el 1 de julio de 1991.
El 12 de marzo de 1999, Checoslovaquia, Hungría y Polonia, antiguos miembros del Pacto de Varsovia, se unieron a la OTAN. Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía y Eslovaquia se unieron en marzo de 2004 junto con Eslovenia
El Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME o Comecon) fue una organización de cooperación económica formada en torno a la Unión Soviética por los países del llamado socialismo real y cuyos objetivos eran el fomento de las relaciones comerciales entre los estados miembro en un intento de contrapesar a los organismos económicos internacionales de economía capitalista, así como presentar una alternativa al denominado Plan Marshall desarrollado por Estados Unidos para la reorganización de la economía europea tras la Segunda Guerra Mundial. Existió entre enero 1949 y abril de 1991.
Por impulso de la Unión Soviética, los miembros del CAME dividieron el trabajo entre los distintos países, creando zonas productoras de materias primas, siderurgia, industria petroquímica, etc., coincidiendo con cada país, lo que acentuaba la dependencia de todos ellos de la Unión Soviética que en algunas ocasiones representaba el 40% de los intercambios entre los mismos.
Su fase de mayor expansión internacional coincidió con los años 1970, cuando controlaba el 10% del tráfico mundial de mercancías. El 28 de junio de 1991, cuando se disolvió, apenas representaba el 6%.
La Kominform (acrónimo en ruso de Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros) era una organización para el intercambio de información y experiencias entre los partidos comunist
La Kominform fue creada entre el 22 y el 27 de septiembre de 1947 durante una conferencia de dirigentes de Partidos Comunistas celebrada en Szklarska Poręba (Polonia). El impulsor de la creación de la Kominform fue el representante soviético, Andréi Zhdánov, quien en respuesta al Plan Marshall impulsado por el presidente de los EE. UU., Truman, en Europa Occidental, pronunció un discurso en el que sentó las bases de la nueva política internacional de la Unión Soviética en la que se llamó doctrina Zhdánov.
Su primera sede fue la ciudad de Belgrado (Yugoslavia), pero en junio de 1948, la Kominform condena al régimen de Tito por separarse de la ortodoxia soviética, y la sede se traslada a Bucarest (Rumanía).
Con el inicio de la desestalinización iniciada tras la muerte de Stalin en 1953 y el acercamiento de Nikita Jrushchov a la Yugoslavia de Tito, la Kominform deja de tener relevancia, para ser disuelta en abril de 1956.